La revista ‘American Film’ lo ha calificado como «Uno de los más prolíficos y dotados de la generación actual de compositores de cine»

Silvestri comentó una vez; ‘Hay «un fuerte componente rítmico en lo que hago… Un compositor desarrolla un vocabulario tal como lo hace un cineasta. Lo importante es encontrar la relación entre el compositor y el director que sea más beneficiosa para generar la visión del director de su película, no la visión del compositor… Mi impresión de lo que hago es muy parecida a conversar con una película. Veo una imagen. Empiezo a trabajar a través de escenas, y tengo una respuesta que es muy conversacional’.

El proceso de trabajo de Silvestri comienza, de hecho, hablando con el director. Juntos deciden qué tipo de sonido tendrá la película y, a medida que la película se acerca a su finalización, elaboran los detalles de qué escenas incluirán música y dónde comenzará y terminará. Sin embargo, no termina ahí. 

Después del arduo trabajo de composición, Silvestri dijo; ‘Te encuentras en un estudio con 98 músicos. Estás gastando alrededor de 50.000$ por día y consigues dos minutos de música por hora. Al final del día, tal vez hayas grabado de 12 a 15 minutos de música’. Con tanto en juego, Silvestri cree que es de suma importancia haber hecho su tarea y crear la música que el director quiere escuchar.

Aun así, se sabe que los directores descartan partituras completas de películas y comienzan de nuevo, a menudo con un nuevo compositor.

Además de las consideraciones puramente artísticas que entran en juego al componer música para películas, Silvestri debe trabajar dentro de los requisitos técnicos de la realización de películas, por ejemplo, escribir música lo suficientemente alta como para pasar por una escena que involucre un tren de carga, o lo suficientemente suave como para evitar pisar en silencio. ‘Cómo casar el sonido con la imagen es una pregunta que el compositor tiene que hacerse continuamente mientras escribe’.