Se dice que la armonía convierte una agradable combinación de elementos musicales en un todo. La sinergia se produce cuando el todo es mayor que la suma de sus partes. En la historia de los Bee Gees, se cumple perfectamente esta máxima. Porque cuando Barry, Robin y Maurice Gibb se juntaban para hacer música sus voces perfectamente fusionadas hicieron que sucediera algo especial. Con una carrera musical extraordinaria se hicieron merecedores tanto del Salón de la Fama del Rock and Roll como del Salón de la Fama de los Compositores.

Los Gibbs comenzaron a hacer armonizaciones en su modesto dormitorio británico a mediados de los años 50, cuando eran unos muchachos. Haciendo sus primeras apariciones públicas en 1957 en los cines locales de Manchester, haciendo mímica (playback) de los éxitos del momento. Una vez en Australia (su familia emigró allí), en 1963, obtuvieron su primer contrato discográfico y, a diferencia de la mayoría de los grupos, inmediatamente comenzaron a grabar sus propias canciones.

En 1964, inspirados por los Beatles, los hermanos se convirtieron en un grupo pop adolescente y perfeccionaron sus habilidades de composición y grabación mientras ganaban fama nacional en «Down Under». De regreso en barco a Inglaterra se enteraron de que su tema; ‘Spicks And Specks’ había llegado al número uno en Australia. En los siguientes años, a partir de su primer éxito internacional, ‘New York Mining Disaster, 1941’, comenzaron a mostrar su gran talento con temas que son inolvidables; ‘Massachusetts’, ‘To Love Somebody’, ‘I’ve Gotta Get A Message To You’, ‘I Started A Joke’ etc.