Herbert W. Spencer

Chile (1905 - 1992)

Herbert W. Spencer, fue la mano maestra detrás de algunas de las partituras más legendarias del cine. Uno de los orquestadores más influyentes de Hollywood. Su asociación con John Williams resultó crucial en películas como ‘Star Wars’, ‘Indiana Jones’, ‘E.T.’, ‘Hook’ o ‘Jurassic Park’. Spencer era el responsable de traducir las ideas de Williams —escritas en forma de partitura reducida o sketch— en versiones completas para gran orquesta. Sin su intervención, es muy probable que la épica galáctica que todos reconocemos hoy no hubiera sonado igual. Fue, sin exagerar, el copiloto musical de Williams durante décadas.

Desde joven mostró interés por el piano y por la armonía clásica, y su oído natural lo convirtió en un músico versátil. En los años 30, se trasladó a Los Ángeles, donde fue labrándose un lugar como arreglista para radio, teatro y posteriormente cine. En una época en la que los estudios requerían músicos capaces de escribir rápido, orquestar con eficacia y adaptarse a múltiples estilos, Spencer demostró ser un talento excepcional.

Su carrera en el cine comenzó en los años 40, en plena era dorada de los estudios. Trabajó en películas musicales como arreglista y orquestador, colaborando con estudios como MGM y Warner Bros. Su talento no pasó desapercibido y pronto comenzó a recibir encargos cada vez más importantes, especialmente en el mundo de los musicales. Fue orquestador en clásicos como; ‘Hello, Dolly!’ (1969), ‘El violinista en el tejado’ (1971) y ‘El hombre de la mancha’ (1972).

Pero su punto de inflexión llegaría en los años 70, cuando comenzó su colaboración con un joven compositor llamado John Williams. Ambos hablaban el mismo idioma musical: sinfonismo clásico, narración emocional y precisión técnica. Así nació una de las alianzas más icónicas (y discretas) del cine.

Herbert W. Spencer

La lista de películas que llevan su firma en la orquestación parece sacada de un museo del cine:

  • ‘Star Wars: Una nueva esperanza’ (1977)
  • ‘El imperio contrataca’ (1980)
  • ‘El retorno del Jedi’ (1983)
  • ‘En busca del arca perdida’ (1981)
  • ‘E.T. El extraterrestre’ (1982)
  • ‘Hook (El capitán Garfio)’ (1991)
  • ‘Parque Jurásico’ (1993)

En ‘Star Wars’, por ejemplo, Williams le daba a Spencer los temas y desarrollos principales, pero era este último quien decidía cómo distribuirlos entre las secciones orquestales, qué timbres utilizar, qué contrapuntos podían realzarlos. El glorioso estallido de metales en el tema principal, el lirismo de “Princess Leia’s Theme” o la tensión creciente en “The Asteroid Field” llevan la firma orquestal de Spencer. En ‘Hook’, su uso del color instrumental y la textura sinfónica le dio a la partitura una cualidad mágica, casi operística.

Hello, Dolly! (1969)

Spencer tenía un estilo refinado y orquestalmente denso, pero siempre claro. Amaba la tradición sinfónica europea, especialmente a compositores como Tchaikovsky, Korngold o Richard Strauss, y eso se notaba en su forma de construir las cuerdas, los metales y la percusión. Tenía una paleta rica y expresiva, ideal para las grandes aventuras cinematográficas. Además, poseía una habilidad única para adaptar su estilo al del compositor principal sin diluirse: sabía realzar sin eclipsar. En muchos sentidos, era como un director de fotografía para la música: daba luz, enfoque y volumen a una partitura que todavía era un boceto.

Cuando Spencer falleció en 1992, Williams declaró públicamente cuánto debía a su talento. Su ausencia se notó profundamente en las partituras que siguieron: nadie podía sustituirlo del todo.

Además del cine, Spencer trabajó extensamente en televisión y en grabaciones de estudio. Fue arreglista para series de los años 60 y colaboró en la preparación orquestal de obras de teatro musical.

El legado de Herbert W. Spencer es una paradoja hermosa: millones de personas han escuchado su trabajo sin saber que era él. Pero dentro del círculo de la música de cine, su nombre es respetado. Su colaboración con Williams redefinió el estándar de calidad orquestal en Hollywood, y su influencia se extiende a orquestadores actuales que lo ven como un modelo de precisión, gusto y sensibilidad narrativa.