A veces leo las valoraciones que ‘críticos’ de música de cine, entre otros, suelen hacer de las bandas sonoras y sus compositores. Tengo la impresión que hay cierta obcecación con encasillar a los autores de la música, como si les hubiera caído ‘una sentencia encima’ (en España esto tiene una frase; ‘le cuelgan el san Benito’). Esto se ve mucho con James Horner, Hans Zimmer y otros. También ocurre con nuestro protagonista; Thomas Newman. Es posible que mi poca formación musical me impida ver las cosas de ese modo. En todo caso, siempre he considerado a Thomas Newman uno de los compositores más relevantes de la historia del cine. Un hombre con una formación musical extraordinaria. Que se crio con la música de uno de los padres del género más importantes que han existido; su propio padre Alfred Newman. Toda una familia dedicada a la música de cine, su hermano David, su hermana violinista, su primo Randy tíos etc. Es cierto que siento más aprecio y atracción con unas que con otras (como en muchas cosas de la vida). Pero escuchar a Newman es un verdadero placer al oído y un deleite al corazón.