La directora, Mimi Leder, tenía ante sí un proyecto importante y un presupuesto que también lo era. ¿A qué compositor elegiría? Tiró por lo seguro y escogió a quien había ganado recientemente dos Óscar de la Academia de Hollywood por la música de ‘Titanic’ (1997). James Horner tenía todas las papeletas para hacer una partitura digna para la película. Con una trayectoria inmaculada y una formación como pocos, Horner debía dejar de ser ‘el rey del mundo’ para escribir una obra dramática, pero sobria y elegante. Desde que en los ochenta diera el salto a Hollywood su crecimiento artístico y profesional fue extraordinario, culminando en la década de los noventa con obras que ya forman parte de la historia de la música de cine; entre ellas ‘Leyendas de pasión’ (1994), ‘Braveheart’ (1995) y la ganadora de 11 Óscars; ‘Titanic’ (1997). Su filmografía está llena de composiciones extraordinarias.