Rítmicamente, la partitura es bastante diversa. La calidad de marcha del tema principal establece una sensación de impulso hacia adelante que impregna gran parte de la película. Sin embargo, Bernstein no tiene miedo de romper con esto cuando la historia lo exige. Durante las secuencias de escape, por ejemplo, emplea ritmos más irregulares y síncopas para aumentar la sensación de urgencia e imprevisibilidad.

También es destacable el uso del silencio. Bernstein entiende que a veces la ausencia de música puede ser tan poderosa como su presencia. En momentos particularmente tensos, a menudo retira la partitura por completo, permitiendo que los sonidos naturales de la escena creen su propio tipo de suspenso.

El legado perdurable de la partitura de «The Great Escape» es un testimonio de la habilidad de Bernstein como compositor. El tema principal, en particular, ha trascendido la propia película, convirtiéndose en una piedra de toque cultural utilizada a menudo para representar la determinación y el triunfo contra todo pronóstico. La capacidad de Bernstein para crear una música que sea dramáticamente efectiva dentro del contexto de la película y memorable por derecho propio es un logro notable.