Creo que ya hemos comentado en este portal que después de ver la película por primera vez, Williams se conmovió profundamente y al principio se negó, cuando le dijo Spielberg que había mejores compositores para hacer la música. La respuesta de Spielberg fue; «Lo sé, pero están todos muertos». Desde un principio el compositor quiso encontrar un equilibrio entre el melodrama y la compasión, destacando la música en los momentos más importantes del film. 

La banda sonora solo contiene 51 minutos para la película de tres horas. Y es principalmente en la última hora del film que se puede escuchar la partitura del compositor. Una partitura que destaca un instrumento por encima de todos; el violín expresado en las manos del gran músico; Itzhak Perlman. Y con el inestimable apoyo del clarinete del músico; Giora Feidman.

La historia se prestaba para que Williams destapara de su repertorio todas las esencias para mover las emociones, la tristeza y el sufrimiento de un pueblo perseguido hasta la saciedad por la maquinaria nazi. La música tiene un sabor propio de la cultura judía al combinar la personalidad del compositor con música tradicional hebrea. También se incluyen temas de música clásica, música tradicional alemana y un popular tema del gran Carlos Gardel; ‘Por una cabeza’. Un precioso tango.