Matar a un ruiseñor
To Kill a Mockingbird (1962)
Banda sonora
La historia se desarrolla en Alabama en la década de 1930 durante la era de la gran depresión. Hay dos narrativas distintas que operan en la película. El primero cuenta la historia de un abogado viudo y respetado, Atticus Finch, interpretado de manera magistral por Gregory Peck, y su loable, pero en última instancia inútil esfuerzo por defender a un hombre negro acusado injustamente de violar a una mujer blanca.
Sin embargo, la segunda narrativa igualmente importante es más íntima y se centra en los dos hijos pequeños de Finch; Scout y Jem. En muchos sentidos, es una historia sobre la mayoría de edad, ya que vemos a través de sus ojos jóvenes la lucha por crecer en el viejo sur durante una época en la que las razas estaban segregadas y a los negros se les negaba la igualdad y la justicia ante la ley.
Hecha en 1962 antes de la ley de derechos civiles, la película proporcionó un comentario incómodo y potente sobre la horrible discriminación de aquella sociedad. Lamentablemente un hecho que no ha cambiado en el fondo de la cultura de Estados Unidos.
La película consiguió tuvo importantes reconocimientos. Obtuvo tres Óscars de la Academia de Hollywood y además cinco nominaciones. Entre ellas a la mejor banda sonora original. Además, El American Film Institute clasifica la película en el puesto 34 de sus 100 mejores películas de todos los tiempos.
Una de las cosas que consigue hacer la música es avivar nuestras emociones, nuestros sentimientos más profundos. Y en el séptimo arte esto se percibe con más claridad. Al fin y al cabo, lo que nos atrae de una película no con los personajes, sino sus emociones, lo que son y lo que hacen. La música en muchos casos lo que hace es de catalizador de esas emociones. Y esto se multiplica cuando tenemos la oportunidad de compartir este placer, estas emociones con otros que también aman la música de cine. Esto nos ha servido de preludio para hablar de una banda sonora que consigue hacer esto.
Elmer Bernstein escribió esta partitura en un momento álgido de su carrera. Todo había comenzado siete años atrás con ‘Los diez mandamientos’ (1956) y como si fuera ‘in crescendo’ un título tras otro, entre ellos: ‘Los siete magníficos’ (1960). En ese escenario llegó un trabajo diferente que pondría a prueba su pericia como compositor y por supuesto su versatilidad.
La película es ‘una evocación a la vida sureña de un pequeño pueblo vista a través de los ojos de un niño utiliza’. Y Bernstein utiliza una pequeña orquesta de cuerdas y trompetas, con solos de piano, flauta, acordeón y celeste para proyectar este escenario.
Es una música llena de nostalgia y cálida que el compositor utiliza para describir el dolor y la impotencia ante los hechos que se narran. En una sociedad estadounidense cargada de racismo y odio la visión de un niño atenúa de alguna forma la crueldad. La música realza este hecho.
Elmer Bernstein dijo una vez: ‘La música ‘puede expresar lo que los personajes de la historia no están dispuestos a expresar o son incapaces de hacerlo. Por esa misma razón, la música puede proporcionar un carril emocional, por así decirlo, para la película.’
Sobre la película y su banda sonora Bernstein dijo: ‘Lo que estaba pasando aquí era una serie de problemas de adultos del mundo real vistos a través de los ojos de los niños’. Eso me llevó al sonido básico de la partitura: el piano tocándose una nota a la vez. Los sonidos del tipo de caja de música, campanas, arpas, flautas de una sola nota eran cosas que sugerían el mundo de un niño’.
Sobre la banda sonora el compositor dijo: ‘Me tomó seis semanas despegar con esa partitura. Me asusté hasta que me di cuenta del eje central. ¿Qué hace la partitura aquí? ¿Qué tipo de ambiente está creando? Lo que me di cuenta fue que su función real era lidiar con la magia del mundo de un niño. Esa fue toda la tonalidad de esa partitura, y da cuenta del uso de los registros altos del piano y las campanas y las arpas, cosas que yo asocié con la magia infantil en un ambiente definitivamente estadounidense’.
Hay melancolía en las notas, una sutil tristeza y una nostalgia palpable. Bernstein estudió con Aaron Copland, considerado el compositor de música clásica más importante que ha dado Estados Unidos (participó en diversas bandas sonoras consiguiendo un Óscar). Bernstein no escatimó nada de su aprendizaje, con ese sabor propio de aquella sociedad que siente el deseo de transmitir la alegría de vivir (a pesar de las grandes imperfecciones que tiene).
Bernstein dirigió la Real Orquesta Nacional Escocesa, para hacer la grabación de la partitura. Partitura con temas maravillosos que por sí misma merece la pena disfrutar sin ver la película. Especialmente su tema central que es, a nuestro juicio, uno de los más bellos que nunca hemos escuchado. Esta banda sonora no puede faltar en ninguna colección de quien se precie ser aficionado a la música de cine.
Banda sonora
- Main Title (3:21)
- Remember Mama (1:08)
- Atticus Accepts The Case / Roll In The Tire (2:06)
- Creepy Caper / Peek-A-Boo (4:10)
- Ewell’s Hatred (3:33)
- Jem’s Discovery (3:47)
- Tree Treasure (4:23)
- Lynch Mob (3:04)
- Guilty Verdict (3:10)
- Ewell Regret It (2:11)
- Footsteps In The Dark (2:07)
- Assault In The Shadows (2:28)
- Boo Who? (3:00)
- End Title (3:25)
Departamento musical
El departamento musical estaba compuesto del siguiente equipo de personas, además de músicos solistas, músicos de la orquesta etc.
Compositor y director | Elmer Bernstein |
Guitarra | Robert Bain |
Orquestador | Jack Hayes |
Orquesta | The Hollywood Studio Symphony |
Flauta | Ethmer Roten |
Orquestador | Leo Shuken |