Inicios de la música de cine
Cuando en 1895 los hermanos Lumière presentaron el cinematógrafo no podían imaginar lo que esto iba a suponer para la historia. Eran imágenes al azar que duraban 5 o 10 minutos, pero que captaban la atención de un público embelesado.
Sin embargo, en 1903 un americano llamado Porter presentó la ‘primera’ película hecha con los ingredientes típicos de una producción; historia, actores, lugares etc. Así nacería el séptimo arte; ‘El Cine’.
En aquellos tiempos era propio que en las salas de producción hubiera un piano o pianola que acompañase la filmación amenizando con música las escenas que contemplaban los espectadores. Todavía no era posible ver y escuchar en un mismo film las imágenes con el sonido. Eran tiempos del ‘cine mudo’.
Hasta que en 1928 se presentó ‘Lights of New York’, la primera película sonora. Si bien es cierto que, para muchos, ‘El cantor de jazz’ (The Jazz Singer), estrenada el 6 de octubre de 1927, es la primera película con banda sonora original. El compositor de la partitura fue Louis Silvers.
Sistema Vitaphone
Como ya hemos comentado, en sus inicios el cine era ‘mudo’, sin sonido. Pero a medida que el cine fue convirtiéndose en una parte importante de la sociedad se hizo evidente la importancia de que este fuera acompañado de audio. Algo que ahora parece del todo normal pero que en sus inicios suponía un gran reto y mayor desafío por su dificultad técnica.
Este escenario abrió la puerta a una nueva tecnología denominada Vitaphone (en español Vitáfono), nombre de un sistema creado en 1926 por Bell Telephone Laboratories y Western Electric y adquirida luego por Warner Bros. Fue el primer sistema de cine sonoro.
Cómo creaban el audio
El proceso consistía, por un lado, grabar en discos la banda sonora. Y después se sincronizaban con la película. A finales de los años veinte y principios de los treinta fue el sistema utilizado para poner la banda sonora al film. Entre ellas el sistema fue utilizado para películas como The Jazz Singer (1927), Don Juan (1926), Gold Diggers of 1935 (1935) etc.
Problemas de sincronización
Implantar aquel sistema no era nada sencillo. La grabación de sonido, los estudios donde se realizaban las pruebas, los propios cines que debían implementar un costoso equipo etc. hacían del proyecto cinematográfico una odisea a veces desalentadora.
Vitaphone se enfrentó a un obstáculo que al final resultó insalvable; la sincronización entre la banda sonora y la película.
Durante la proyección de una película solía ocurrir que la aguja del tocadiscos saltase o la película se enganchase, lo que ocasionaba la pérdida en la sincronización entre la imagen y el sonido. ¿Qué pasaba entonces? El señor que estaba proyectando la película debía detener la filmación y volver a sincronizar el audio y la imagen.
Además, si se había dañado la película (que era muy frecuente) y no se había podido reparar adecuadamente, la relación el sonido y la imagen estaba en desfase y durante toda la película se arrastraba el problema. Lo podemos entender fácilmente cuando hoy ocurre que por algún motivo estamos viendo la película y el audio no se corresponde con la imagen y resulta que en la escena se están escuchando diálogos y en la imagen estamos viendo otra cosa.
Es cierto que los proyectores Vitaphone tenían palancas especiales para avanzar y retrasar la sincronización, pero el operador debía estar muy concentrado en cada momento, y esto era poco práctico. Desde el mismo inicio debía haber una perfecta sincronización y si no continuamente se debía ajustar con lo que ya nos podemos imaginar porque Vitaphone fue reemplazado de forma progresiva por nuevos sistemas de grabación más eficientes. Vitaphone murió a finales de los años treinta.
Perfil del compositor
En 1933, con la película ‘King Kong’, Max Steiner demostró lo que se podía llegar a hacer con una partitura original totalmente sincronizada con las imágenes del film.
Los compositores de entonces, con un perfil marcadamente clásico (otros venían del mundo de Broadway) darían una dimensión de la música hasta entonces nunca vista. Sucesores de los grandes del sinfonismo, imprimían mucho carácter y majestuosidad a sus partituras.
Aquello enaltecía el film y esto permitió que el cine se convirtiera en un elemento fundamental de la sociedad, pasando a ser uno de los entretenimientos más importantes.
En 1933, con la película ‘King Kong’, Max Steiner demostró lo que se podía llegar a hacer con una partitura original totalmente sincronizada con las imágenes del film.