La mayoría de los mejores orquestadores tienen asociaciones a largo plazo con algunos compositores, lo que hace que con el tiempo lleguen a tener una relación muy estrecha. Esto ha producido un trabajo musical más eficiente. Una de esas relaciones es la de Steve Bartek y Danny Elfman, cuya asociación se remonta a sus años como compañeros de banda en Oingo Boingo (para los cuales Bartek a menudo escribía arreglos para las canciones de Elfman).

‘Mi amistad con Danny ha sido la base de mi carrera’, dice Bartek. ‘Siempre hemos tenido extraños intereses comunes, y desde el principio, hemos tenido el mismo tipo de vocabulario estilístico. Creo que estuve allí como un poco de muleta para Danny en su primera película (‘Pee-wee Big Adventure’ de 1985) … Desde entonces he traducido las ideas de Danny al papel. Al principio fue complicado, pero cuando comenzamos a hacer más películas juntos, fue fácil entender lo que él quería’.

‘Básicamente, eso es lo que creo que es el trabajo de un orquestador: traducir lo que el compositor está escribiendo y hacerlo funcionar para la orquesta’, agrega Bartek. ‘Sé lo que Danny quiere, y sé lo que tiene sentido para una orquesta’.

Como orquestador principal de Elfman, Bartek sigue una composición hasta su grabación, donde tiene lugar la segunda fase crucial del trabajo de un orquestador. ‘Realmente no terminas de escribir una partitura hasta que la estás grabando’, dice. ‘En ese momento, escuchas mucho: ‘Esa fue una buena idea, pero no funciona, y se deben hacer algunos ajustes muy rápidos’. Las cosas no funcionan con la película como se suponía que debían hacerlo, o un director cambia de opinión acerca de cómo se debe reproducir una escena. Hay muchas oportunidades de acertar y fallar y arreglarse rápidamente cuando toca la orquesta. Eso es una parte del trabajo que exige un gran esfuerzo, pero también es muy satisfactorio. La alegría del trabajo para mí es tener la responsabilidad en esta etapa de ser el solucionador de problemas’.