La composición para el cine
Componer es crear. Es por este motivo que un compositor inventa, escribe y hace música. Comienza el proceso de ir juntando piezas, vestir, estructurar. Se tiene que crear expectación, desarrollar un cuerpo y culminar con una conclusión. Es un trabajo duro y complicado.
Hay artistas que trabajan la técnica de manera sobresaliente, pero puede ser que les falte ‘inspiración’. Otros tal vez tengan un ‘don’ para la música, pero les falte sacrificio. Finalmente los hay que conjugan el esfuerzo con la inspiración, y entonces se convierten en genios de la música.
Cada compositor tiene su estilo que se determina tanto por su personalidad, su formación o la época en que vive. Puede llegar a tener diferentes formas de expresarse que irán cambiando a medida que vaya madurando. A su vez, cada época lleva su propia ‘imprenta’, su propio sello.
La música de cine de los años treinta hasta los sesenta tenía un carácter muy definido. En los setenta se vio muy influenciada por los nuevos usos de la instrumentación electrónica y rítmica. Entre los ochenta y noventa se trabajó en su máxima expresión, combinando una estructura sinfónica, con gran instrumentación, voces corales, un uso eficiente de las nuevas posibilidades que ofrecían los sintetizadores y por supuesto, un cine en un momento álgido. En los últimos años cada vez se trabaja más con las tecnologías, instrumentos electrónicos y una música más ‘épica’, influida en muchos casos por un cine de héroes (de los cómics) y de acción, aventuras o ciencia ficción.
Componer no es nada sencillo. Hay que dominar todos los elementos de la música: el sonido, la armonía, el ritmo, la estructuración formal, la orquestación, etc.
Composición de bandas sonoras
En el fondo, la música de cine no es nada más y nada menos que poner melodía a la imagen (lo que en la práctica no es poco). Tal vez, muchos compositores clásicos hubieran deseado tener esta oportunidad. En todo caso, cuando escribían una partitura debían imaginar en su mente cómo transmitir en un ‘papel’ aquello que ‘veían’ en su interior, o su alrededor.
Un claro ejemplo es Vivaldi y ‘Las cuatro estaciones’. El contemplaba la naturaleza en toda su grandeza. Podía sentir y percibir las distintas etapas; el frío, el calor, la lluvia, etc. Comprendía la tonalidad, la fuerza, el sentimiento y el color que cada estación requería para expresarlo con la música.
La cantidad o duración de la música de una película no está, casi nunca, en función de la duración global de la película, pues son otros los factores que pudieran marcan esta condición. La decisión sobre dónde y durante cuánto tiempo participa la música en la película es una labor que se realiza normalmente entre el compositor, el director y el montador.
La obra debe crear el ambiente propicio. Por ejemplo; La escena ¿Requiere tensión, miedo, horror? ¿O tal vez debe despertar una sonrisa? ¿O quizás deba mover nuestras entrañas y emocionarnos? En los distintos estilos y géneros el compositor debe saber con claridad diáfana el objetivo de su trabajo y cómo la partitura debe ser una ‘compañía agradable’, que, de forma natural, vaya de la mano con la película. Por eso es tan importante la colaboración estrecha entre el compositor y el director.
Directores y compositores que han tenido un vínculo especial
- Alfred Hitchkot y Bernard Herrmann
- Federico Fellini y Nino Rota
- François Truffaut y Georges Delerue
- James Cameron y James Horner
- Kenneth Branagh y Patrick Doyle
- Robert Zemeckis y Alan Silvestri
- Steven Spilberg y John Williams
- Sydney Pollack y Dave Grusin
- Tim Burton y Danny Elfman
- M. Night Shyamalan y James Newton Howard
En la película que hizo con su amigo Steven Spielberg, ‘La lista de Schindler’, Williams nos transmite a la perfección el sufrimiento y el dolor de la injusticia (que va más allá de la época nazi).
Por cierto, cuando Spielberg le pidió a Williams que hiciera la partitura, este le dijo que ante semejante proyecto había otros compositores más capacitados. Spielberg le respondió que tenía razón, pero esos estaban muertos. Y ya hemos visto de lo que Williams fue capaz para dicha película.
El 'mejor' compositor y la 'mejor' banda sonora
Todos los años se celebran los aclamados Óscars de la Academia de Hollywood cuyo objetivo es premiar ‘la mejor banda sonora’ y la ‘mejor canción’. Además, si escribimos en el buscador de Google la frase ‘bandas sonoras’ o ‘compositores de música de cine’ nos aparece una lista de portales o webs con el título; ‘Los diez mejores compositores… los cincuenta mejores… los cien… y del mismo modo ocurre con las bandas sonoras; las diez mejores… etc. etc. Como si se tratara de la cotización de las acciones en la bolsa (apostillando esta cuestión hay que decir que casi nunca coinciden las valoraciones que se hacen de los compositores o las bandas sonoras).
Todo el mundo tiene derecho a pensar y creer lo que le parece mejor o peor. Pero sería bueno establecer una premisa. ¿Qué significan las palabras ‘mejor’, ‘arte’ y ‘música’?
Definiciones;
Mejor: ‘Que tiene calidad superior a otra cosa de la misma especie o que sobresale en una cualidad’. La Rae define ‘mejor’ como ‘Superior a otra cosa y que la excede en una cualidad natural o moral.’
Arte: La Rae define ‘arte’ como ‘Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.’
Música: La Rae define ‘música’ como ‘Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente’.
En consecuencia, no se debe utilizar la palabra ‘mejor’ cuando se habla de arte y muchos menos de música. La música no se puede medir, no se puede pesar, no se puede comparar, no se puede ver, tocar, oler o palpar. Solo se puede escuchar y sentir (que no es poco). El oído envía al cerebro el sonido y este lo procesa e interpreta y ‘dirige’ la información al ‘corazón’ que expresa en forma de sentimientos lo que ha recibido del cerebro.
Además, todos habremos escuchado la expresión: ‘tener oído para la música’, lo cual es cierto porque hay personas con más facilidad para conocer y entender el ritmo, la armonía, los sonidos de los instrumentos etc.
Por si esto fuera poco, todos tenemos unos antecedentes que nos marcan en la vida, nuestra formación, nuestra cultura, nuestra forma de ver y entender las cosas etc. Por ejemplo, es obvio que en el mundo árabe el concepto de lo que es mejor en el terreno musical difiere bastante del mundo occidental. Y del mismo modo ocurre en la India, sobre todo con la música que se hace para el cine de ‘bolibud’.
Además, podemos ser personas de mente más receptiva o abierta a distintos sonidos, de igual forma que ocurre con la comida. Algunos dicen con más facilidad que otros que cierta comida no les gusta, mientras que otros sienten el placer de conocer y disfrutar de nuevos sabores, aromas etc. Igual sucede con la música. Hay personas que solo les gusta cierto tipo de música o son reacias a escuchar con interés la música clásica, el jazz, rock u otras manifestaciones de este arte.
Y, después de todo esto se deberán tener en cuenta las emociones, vivencias personales, el carácter etc. Y aún después de todo esto el concepto de lo que para unos es mejor que para otros seguirá siendo una percepción completamente subjetiva y muy personal.
Lo que no significa que toda la música tenga la misma grandeza, la misma influencia o la misma relevancia, el mismo efecto en la gente y en consecuencia en la historia (es obvio que comparar a The Beatles con la música del verano sería un insulto al decoro, y a la sensibilidad del buen gusto por el arte de la música).
También me gustaría hacer una reflexión sobre las galas o premios que pretenden ‘calificar’ el mejor o lo mejor. Por ejemplo, el jurado de La Academia de Hollywood lo componen cerca de 6.000 miembros. Y están divididos en distintos apartados, que representan las diferentes disciplinas contenidas en la realización de una película. Los actores son el grupo más numeroso, con 1.311 miembros. Los miembros pueden ser elegidos a partir de una nominación o por sus contribuciones al cine.
Cuando hablamos de los miembros del jurado que deben decidir la mejor banda sonora ¿Están libre de prejuicios, gustos o preferencias? ¿Pudiera haber más intereses a parte del estrictamente artístico? Todos sabemos que cada año quedan fuera de las nominaciones, extraordinarias partituras. Y muchas veces sentimos cierta perplejidad cuando nos enteramos del premio a la mejor banda sonora del año en curso. ¡Ha! Y como ahora está de moda que hay que tener un master hasta para barrer, que no se olviden los que lo tienen (o que piensan que son expertos) que es una falta de respeto y de aprecio muy grande comparar y poner nota a los compositores o la música de cine como a los niños cuando van al ‘cole’.
Por tanto, no podemos confundir las palabras. No es correcto utilizar la palabra mejor cuando hablamos de música. Seremos más prudentes, sensatos si decimos, importancia, relevancia, destacado, influencia etc. Para definir a un compositor o una banda sonora. O en el mejor de los casos… a mi me gusta más esta o aquel… pero al final es una opinión personal.
Joan Gutiérrez
El uso de las tecnologías
¿Te ha pasado que escuchas por primera vez una banda sonora y no sabes si los instrumentos que suenan son ‘naturales’ o es un sintetizador?
Cada vez se utiliza más la tecnología en la composición. Por un lado, están los costes económicos que supone tener a disposición una gran orquesta (sin contar el precio de los mismos instrumentos como es el caso del piano). Y por otro lado muchos sintetizadores de la actualidad ‘parecen’ realmente orquestas. A veces es difícil distinguir un sintetizador de un instrumento.
Nadie discute que la tecnología ha abierto puertas que presentan oportunidades en apariencia ilimitadas, y que cada día vemos cuando escuchamos algunas bandas sonoras. Pero, sin despreciar los sintetizadores, que cumplen una función importante, espero que sigamos disfrutando de los instrumentos ‘naturales’.
La música incidental rechazada
El ‘score’ o música incidental consiste en las composiciones que realzan y complementan la mayoría de las escenas en el filme como ‘música de fondo’. Cada compositor tiene su sello personal, imprime su carácter y como todo en la vida nos atraerán más unos que otros. Nos sentiremos más identificados con algunos, quizás sea por su romanticismo, o su energía y fuerza (o por otros motivos).
El compositor tiene unas ideas en su cabeza y ahora quiere expresarlas en un pentagrama. En el caso del compositor de cine tiene un elemento que le ‘marca’ o le dice sobre qué debe escribir y cómo debe hacerlo, aunque cada artista lo expresa de diversas formas (sería como pintar un paisaje desde el mismo lugar, pero con artistas distintos. Cada uno destacaría o se centraría en algo diferente del paisaje). Eso hace que en ocasiones el director de la película no tenga la misma visión o enfoque del compositor.
Eso ha significado que después de haber hecho toda la banda sonora, el director haya ‘rechazado’ la obra y buscado a otro para que escriba una partitura diferente.
Ni que decir tiene que, en muchas ocasiones, el compositor ‘sustituto’ dispone de muy poco tiempo para escribir la partitura antes de la comercialización de la película.
Año | Película | Rechazado | Sustituto |
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2005 | ‘King Kong’ | Howard Shore | James Newton Howard |
2004 | ‘Troya’ | Gabriel Yared | James Horner |
2002 | ‘Gangs of New York’ | Elmer Bernstein | Howard Shore |
1998 | ‘Más allá de los sueños’ | Ennio Morricone | Michael Kamen |
1992 | ‘El río de la vida’ | Elmer Bernstein | Mark Isham |
1977 | ‘El desafío del búfalo blanco’ | David Shire | John Barry |
1972 | ‘Frenesí’ | Henry Mancini | Ron Goodwin |
1969 | ‘Los rateros’ | Lalo Schifrin | John Williams |
1968 | ‘2001: Una odisea en el espacio’ | Alex North | Música clásica |
1966 | ‘La Biblia’ | Ennio Morricone | Toshiro Mayuzumi |
1966 | ‘Cortina rasgada’ | Bernard Herrmann | John Addison |
Por qué tenemos 12 notas musicales
Extraordinario video que explica la relación que hay entre la música y las matemáticas.
Agradecemos el trabajo realizado por su autor.